MENTE LIBRE Y PENSANTE

"Lo que la humanidad observa en el hombre verdaderamente moral es su energía plena de vida, que le empuja a dar su inteligencia, sus sentimientos, sus actos, sin pedir nada a cambio.". Piotr Alekséyevich Kropotkin

Disculpen la molestia

Published by Mente Libre Y Pensante under on 20:38

 

Quiero compartir algunas preguntas, moscas que me zumban en la cabeza.

¿Es justa la justicia? ¿Está parada sobre sus pies la justicia del mundo al revés?


El zapatista de Irak, el que arrojó los zapatazos contra Bush, fue condenado a tres años de cárcel. ¿No merecía, más bien, una condecoración?

¿Quién es el terrorista? ¿El zapatista o el zapateado? ¿No es culpable de terrorismo el serial killer que mintiendo inventó la guerra de Irak, asesinó a un gentío y legalizó la tortura y mandó aplicarla?

¿Son culpables los pobladores de Atenco, en México, o los indígenas mapuches de Chile, o los kekchíes de Guatemala, o los campesinos sin tierra de Brasil, acusados todos de terrorismo por defender su derecho
a la tierra? Si sagrada es la tierra, aunque la ley no lo diga, ¿no son sagrados, también, quienes la defienden?

Según la revista Foreign Policy, Somalia es el lugar más peligroso de todos. Pero, ¿quiénes son los piratas? ¿Los muertos de hambre que asaltan barcos o los especuladores de Wall Street, que llevan años
asaltando el mundo y ahora reciben multimillonarias recompensas por sus afanes?

¿Por qué el mundo premia a quienes lo desvalijan?

¿Por qué la justicia es ciega de un solo ojo? Wal Mart, la empresa más poderosa de todas, prohíbe los sindicatos. McDonald’s, también. ¿Por qué estas empresas violan, con delincuente impunidad, la ley
internacional? ¿Será porque en el mundo de nuestro tiempo el trabajo vale menos que la basura y menos todavía valen los derechos de los trabajadores?

¿Quiénes son los justos y quiénes los injustos? Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?

¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales
productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?

Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los
que usan misiles.

Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina tres millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren quince
niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o
contra los pobres?

¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el
bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y
quien no tiene, no es?

¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la
industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la
violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda
evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta
y a todos sus habitantes.

Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores
profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a
los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.

En el mundo al revés, dan miedo hasta los más elementales actos de justicia y sentido común. Cuando el presidente Evo Morales inició la refundación de Bolivia, para que este país de mayoría indígena dejara
de tener vergüenza de mirarse al espejo, provocó pánico. Este desafío era catastrófico desde el punto de vista del orden racista tradicional, que decía ser el único orden posible: Evo era, traía el caos y la violencia, y por su culpa la unidad nacional iba a estallar, rota en pedazos. Y cuando el presidente ecuatoriano Correa anunció que se negaba a pagar las deudas no legítimas, la noticia produjo terror en el mundo financiero y el Ecuador fue amenazado con terribles castigos, por estar dando tan mal ejemplo. Si las dictaduras militares
y los políticos ladrones han sido siempre mimados por la banca internacional, ¿no nos hemos acostumbrado ya a aceptar como fatalidad del destino que el pueblo pague el garrote que lo golpea y la codicia
que lo saquea?

Pero, ¿será que han sido divorciados para siempre jamás el sentido común y la justicia?

¿No nacieron para caminar juntos, bien pegaditos, el sentido común y la justicia?

¿No es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto sería libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho
al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que pueden pagarlo y de los médicos que pueden cobrarlo?

Lo mismo ocurre con otro escandaloso caso de negación de la justicia y el sentido común: ¿por qué no se legaliza la droga? ¿Acaso no es, como
el aborto, un tema de salud pública? Y el país que más drogadictos contiene, ¿qué autoridad moral tiene para condenar a quienes abastecen
su demanda? ¿Y por qué los grandes medios de comunicación, tan consagrados a la guerra contra el flagelo de la droga, jamás dicen que
proviene de Afganistán casi toda la heroína que se consume en el mundo? ¿Quién manda en Afganistán? ¿No es ese un país militarmente ocupado por el mesiánico país que se atribuye la misión de salvarnos a todos?

¿Por qué no se legalizan las drogas de una buena vez? ¿No será porque brindan el mejor pretexto para las invasiones militares, además de brindar las más jugosas ganancias a los grandes bancos que en las noches trabajan como lavanderías?

Ahora el mundo está triste porque se venden menos autos. Una de las consecuencias de la crisis mundial es la caída de la próspera industria del automóvil. Si tuviéramos algún resto de sentido común, y
alguito de sentido de la justicia ¿no tendríamos que celebrar esa buena noticia? ¿O acaso la disminución de los automóviles no es una buena noticia, desde el punto de vista de la naturaleza, que estará un
poquito menos envenenada, y de los peatones, que morirán un poquito menos?

Según Lewis Carroll, la Reina explicó a Alicia cómo funciona la justicia en el país de las maravillas:

–Ahí lo tienes –dijo la Reina–. Está encerrado en la cárcel, cumpliendo su condena; pero el juicio no empezará hasta el próximo miércoles. Y por supuesto, el crimen será cometido al final.

En El Salvador, el arzobispo Oscar Arnulfo Romero comprobó que la justicia, como la serpiente, sólo muerde a los descalzos. El murió a balazos, por denunciar que en su país los descalzos nacían de antemano condenados, por delito de nacimiento.

El resultado de las recientes elecciones en El Salvador, ¿no es de alguna manera un homenaje? ¿Un homenaje al arzobispo Romero y a los miles que como él murieron luchando por una justicia justa en el reino
de la injusticia?

A veces terminan mal las historias de la Historia; pero ella, la Historia, no termina. Cuando dice adiós, dice hasta luego.

GALEANO, Eduardo. Disculpen la molestia. Página 12.

El anarquismo en la actualidad

Published by Mente Libre Y Pensante under on 19:19

 

El anarquismo es una doctrina y movimiento radical que promueve la anarquía o acracia, es decir, la autonomía de cada individuo. Es contrario al gobierno o autoridad obligatoria y promueve el autogobierno de personas y asociaciones. Los principios fundamentales del anarquismo son la autopropiedad de cada individuo, y la no coacción. Así, los únicos medios coherentes con estos principios son las instituciones, los derechos y las obligaciones, que sean resultado de acuerdos libres o pactos voluntarios entre individuos.

Anarquista, ideológicamente, es la persona que lucha contra la opresión y la desigualdad en pos de una sociedad solidaria y participativa. Aquel que desafía la autoridad, las instituciones, la jerarquía y todo tipo de dominación; cuya bandera y escudo es la revolución del poder político, del poder económico, de las relaciones sociales y culturales. Todo ello, con vistas a la creación de un mejor futuro para toda la sociedad. En base a lo anterior, en últimas, ¿por qué se le tiene a éste tan enmasillado como un gran agitador y como un ser sin control?

Todo parte de la visión de anarquismo que se tenga, ya que por ser una ideología tan rica y diversa, muchos se pueden aprovechar para sacar su lado más vulnerable e influir a que otros lo vean con malos ojos. El caso es que este movimiento, al oponerse a la autoridad puede desarrollar muchos cambios de gran importancia, así como también muchos otros de total irrelevancia, lo cual genera discordia en toda la sociedad. Considerándoseles como una amenaza por ir en contra del orden ya establecido, o como unos líderes debido a su acción social. Ahora bien, siendo este un movimiento tan ideológicamente rico e importante, estando en lo correcto, se ha de esperar que las personas buenas lo admitan y tiendan hacia él. Pero si éste falla, entonces estas mismas personas tendrán dudas y, tal vez, se muestren hostiles.

Hoy en día, dentro de la sociedad se enmarcan dos concepciones de anarquismo, que aunque son diferentes, hacen parte de la misma definición que ha sido con el tiempo construida y desarrollada. Una se caracteriza por ser poco convincente, enfocada primordialmente por el radicalismo y la falta de ideales claros; y otra, que es mucho más enfática y que tiene que ver cada aspecto de la sociedad y su desarrollo. El primer tipo de anarquismo, el negativo, se denota en un ideal muy antiguo y profundo el cual rechaza las formas políticas, las instituciones, incluso la tecnología y sus aportes innovadores, como estos fueran reflejo de la autoridad y como si relacionarse con las estructuras sociales actuales para obtener beneficios limitados fuera automáticamente un signo de hipocresía. Es de suponer que aquellos que comparten esta visión consideran que la regulación y el uso de la fuerza por parte del Estado son utilizadas para someter a la mayoría. De esto, deducen que el intento de administrar la justicia, legislar o llevar a cabo objetivos comunes, o incluso cooperar a gran escala en sí, son la causa del sometimiento.

Pero, ¿qué hay de la trayectoria positiva del anarquismo actual, omitida por los medios de comunicación? esta nueva versión del anarquismo -a diferencia de la anterior- se enmarca primordialmente en la toma de conciencia. Su principal objetivo, es luchar por la igualdad en todos los aspectos del ser humano; influyendo directamente en los diferentes aspectos de la sociedad, como son la familia, la cultura, el Estado y la economía. Resaltando, como su mayor valor, su intento para producir mejoras en la vida actual de las personas y las instituciones. El anarquismo de hoy trasciende la intolerancia que muchas veces manifestó en el pasado. Ser anarquista hoy implica cada vez más tener una visión de género, cultura y economía; dando importancia, no solo a la política como ficha clave, sino, a toda orientación y a cada aspecto como formador de muchos otros.

Los anarquistas del pasado, a diferencia de los actuales, afirmaban que el análisis hecho desde un punto de vista estrictamente anti-autoritario podría explicar la familia, la raza y la religión mejor que un razonamiento basado en conceptos culturales, y, del mismo modo, se podría explicar la producción, el consumo y la distribución mejor que un análisis fundado en conceptos económicos. En la actualidad, se denota el gran avance que muchos anarquistas han demostrado. Muchos de ellos han ampliado su esbozo intelectual, de modo que el anarquismo actual no se centra solo en el Estado, sino que también en las relaciones de género; y no sólo enfatiza en la economía, sino que además toma en cuenta las relaciones culturales, la ecología, la sexualidad y la libertad en todas sus formas. Ahora no sólo condenan, sino que muy por el contrario han tomado iniciativas para crear, construir y desarrollar nuevas instituciones y formas políticas, en la cuales se han incluido nuevas formas de encuentro, de toma de decisiones y de coordinación.

En la actualidad la desinformación y la desconocimiento acerca del anarquismo, observada por muchos, han sido los principales vayas a superar. Los grupos de poder y los medios dominantes destacan la peor parte de este movimiento- entre otras la idea de anarquismo negativo o primitivo- otorgándole mucho más peso y tenacidad de la que de otro modo tendría. Por otra parte, el lado positivo del anarquismo contemporáneo se ha mostrado, en muchos aspectos, demasiado impreciso para destacarse sobre los demás, ya que este debido a su enfoque tan libertario no plantea objetivos claros y convincentes.

Lo que ocasiona la disparidad frente al movimiento, es que este en particular no plantea una visión decisiva sobre el futuro de la religión, la identificación étnica, la comunidad cultural, o una visión futura de las relaciones de parentesco, sexualidad, procreación, socialización, o incluso una visión futura de las relaciones de producción, consumo y/o distribución. Otro aspecto fundamental, es que este movimiento en particular no tiene lugar en la acción directa dentro las diferentes agendas políticas. Le expectativa que una corriente tan importante como ésta, es que desarrolle un conjunto completo de alternativas institucionales positivas a las legislaturas, los tribunales, la policía y los diversos organismos directivos contemporáneos. Se ha de esperar un plan de cuáles son las instituciones que buscan los anarquistas pudieran incrementar la solidaridad, la equidad, la autogestión participativa, la diversidad y cualquier otra afirmación de la vida y los valores libertarios sobre los que se basan.

Al reconocer la necesidad de los avances sociales alcanzados hasta ahora, como son los conceptos y las prácticas basadas en la cultura, la economía y el género así como en la política; al construir una visión política solida del presente, como estructura en la cual se desarrollara todos planes sociales para el futuro; y al evitar todas las discrepancias en sus ideales, en cuanto a la tecnología, las reformas, la política y las instituciones en general; el anarquismo daría a ofrecer una visión política convincente y adecuada a la necesidades de la sociedad actual.